

Los hombres que no amaban a las mujeres. Reseña
Henrik Vanger vive obsesionado por el recuerdo de su sobrina, desaparecida hace 36 años. Puntualmente, por su cumpleaños, recibe, no sabe de quién, flores secas enmarcadas, algo que su sobrina hacía cuando estaba viva.
Para resolver el enigma antes de morir, contrata a Mikael Blomvist, periodista en situación difícil que, para quitarse de en medio, decide aceptar el encargo. Acabará ayudándole Lisbeth Salander, una investigadora privada incontrolable, socialmente inadaptada, tatuada, llena de piercings y con insólitas cualidades.
¿Por qué sigue enganchando, tanto como la primera La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina?
El pasado 25 de noviembre salió a la venta la segunda novela de la trilogía. Si te gustó la primera, ésta te va a enganchar todavía más que Los hombres que.... Ahora, Stieg Larsson se centra más en Lisbeth y en Mikael Blomvist, los dos protagonistas indiscutibles de esta saga. Mikael nos aparece lleno de buenos sentimientos y Lisbeth ya no es Lisbeth, es superLisbeth, una heroína justiciera, como en el fondo todos quisiéramos ser, que va combatiendo el mal con su valentía y su talento informático. Lisbeth y Mikael son el bien rodeados de un mundo podrido y degenerado que tiene todas las papeletas para ganarles.
La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina.Reseña.
Lisbeth Salander se ha tomado un tiempo: necesita apartarse del foco de atención y salir de Estocolmo. Trata de seguir una férrea disciplina y no contestar a las llamadas ni a los mensajes de Mikael, que no entiende por qué ha desaparecido de su vida sin dar ningún tipo de explicación.¿Y Mikael? El gran héroe, Super Blomkvist, vive buenos momentos en Millennium, con las finanzas de la revista saneadas y reconocimiento profesional por parte de colegas y otros medios. Las vidas de nuestros dos protagonistas parecen haberse separado por completo, pero entretanto... una muchacha, atada a una cama, soporta un día tras otro las horribles visitas de un ser despreciable y, sin decir palabra, sueña con una cerilla y un bidón de gasolina, con la forma de provocar el fuego que acabe con todo.